LOS CÁTAROS DEL MUNDO
El
movimiento cátaro, cuyos antecedentes hay que buscar en las doctrinas
de los bogomilos y en la influencia del maniqueísmo irreductible, se
extendió por toda Europa y consolidó su firmeza doctrinal con una
organización jerárquica.
Los
cátaros o albigenses sostienen la existencia de dos principios
radicalmente distintos e independientes. Dios, definido como ser
supremo y raíz o principio del bien, y el principio del mal que
representa bajo figuras o encarnaciones diversas, la materia en cuanto
corrupción.
A
partir de aquí, el sistema cátaro se resumía en la creencia de que
Dios es omnipotente en el bien y en la eternidad, pero existe en el
mundo temporal un principio del mal que vicia todas las
manifestaciones originariamente buenas; por un lado, Dios no tiene
responsabilidad alguna, directa ni indirecta en el mal; por otro, las
criaturas, obras de Dios, no tienen libertad auténtica.
Como
esta doctrina se apartaba de la oficial de la iglesia, los cátaros
fueron víctimas del exterminio y durísimas represiones durante los
siglos XI y XII, entrando en la senda de su desaparición.
LOS CÁTAROS DE TERUEL
En su huída desde
Francia tras las persecuciones que siguieron a la batalla de Muret
(1213) en la que murió el rey de Aragón, Pedro II el Católico, padre de
Jaime I, un grupo de cátaros llega a Teruel en vísperas de Las Bodas
de Isabel de Segura. Portando con ellos un valiosísimo objeto, el
Santo Grial, su anterior etapa había sido San Juan de la Peña, y su
destino final Valencia, donde quedaría depositada la reliquia..
Los Cátaros, además, traen
un rumor, que en la guerra en Francia había muerto el
infortunado Diego de Marcilla, quien pasaría a la historia como uno de
Los Amantes de Teruel. Forman, pues, parte del argumento de la
escenificación medieval que todos los años se desarrolla en las calles
de la ciudad el segundo fin de semana (si el Ayuntamiento no lo
impide) de febrero.
No somos los Cátaros
actores (que lo hacen mucho mejor que nosotros), sino uno de los
muchos grupos organizados de la fiesta -gremios, órdenes militares,
colectivos cívicos, etc.-, e inscritos en el Registro de Asociaciones
Culturales del Gobierno de Aragón. Se formó a principios de 2004 con
una docena de personas y plantamos nuestra jaima (el cuartel
general) en la plaza del Obispo, ¡un lugar que ni pintado para un
grupo de herejes!
Además de participar en la
conversión del centro Teruel en un escenario medieval y de divertirnos
de lo lindo, colaboramos con la organización principalmente como
anfitriones. Aquí confluyen personas de distintas nacionalidades y
procedencias invitadas por la jefa, Raquel, que pertenece a los
Cátaros (o por cualquiera de los demás). Por poner un ejemplo
del 2004, pueden descubrir, junto a la jaima y entre tragos de
tintorro, el sabor de la panceta, salchichas y chorizo a la brasa, y
los misterios de la morcilla, un grupo de ciudadanos del Nuevo Mundo,
a pesar de que todavía faltaban un par de siglos para que naciera
Colón. En ese primer año, nos acompañaron invitados que vinieron desde
Estados Unidos, Canadá, Chile y Francia.
Así somos, cosmopolitas,
herejes, hospitalarios y colaboradores. Siempre tendrás un trago de
vino -si no lo impide la falta de existencias- en la jaima de
los Cátaros.
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