LOS GUERRILLEROS DE LEVANTE EN LA PROVINCIA DE TERUEL

CAPITULO 31

        

Autor: Mariano Esteban Pueyo

EL CIERRE DE LAS MASÍAS

 

A partir de ese año, nos convertimos más bien en guerrilleros errantes al ser descubiertos de forma progresiva nuestros campamentos. Entonces es cuando realmente llegaron las dificultades, que se agravaron con el cierre de las masías.

En un informe de ese año, del 47, "Abadía" comunicaba al Estado Mayor:

"Antes de llegar a las zonas guerrilleras nos encontramos con que todas las casas estaban evacuadas, abandonadas, pues habían dado a los campesinos un plazo de 24 ó 48 horas para desalojarlas. Como no podían llevarse todas las pertenencias al pueblo, la Guardia Civil precintaba las puertas y se quedaba con las llaves para que no pudieran volver a la masía. Al regresar durante el día, los dueños reclamaban las llaves en el cuartel, para luego por la noche volver a entregarlas. En algunas ocasiones eran cacheados, y con frecuencia se les amenazaba e intimidaba para que denunciaran cualquier movimiento sospechoso que pudiera dar alguna pista sobre nuestras acciones, desplazamientos, etc..

En ese 1947 nuestras compañías estaban aún bien preparadas. Teníamos 17 metralletas, con 70 cartuchos cada una, previstas para la acción, tres naranjeros con entre 400 y medio millar de municiones, y cantidad de pistolas.

Las bajas y deserciones, cada vez más numerosas, trastocaron de forma progresiva la organización.

El Estado Mayor estaba formado por un ayudante y los jefes de las compañías, que se reunían bajo el mando del jefe del batallón y en caso de ausencia de su ayudante. Allí se planeaban las operaciones a realizar, se discutía su conveniencia o no, los procedimientos para llevar a feliz término la operación, y el cambio de impresiones sobre lo realizado era amplio y detallado.

El ayudante era responsable del archivo de datos, partes, órdenes, informaciones, etc.. Las fichas personales estaban en clave y eran confidenciales. Cuando había altas, se prestaba mucha atención al historial que ya describí en otro capítulo.

La sección segunda del Estado Mayor recogía los datos en torno al servicio de espionaje y contraespionaje, incluyendo declaraciones de los prisioneros y confidentes, y estaba a cargo de personal especializado.

La realización de las operaciones corría a cargo de la sección tercera del Estado Mayor (planos, rutas, recursos, etc..).

En las agrupaciones solíamos discutir las operaciones así cuando se fraguaban como después de realizadas. Se debatía cómo subsanar los problemas surgidos, se denunciaban las trabas y traiciones habidas. Pero también se tocaban temas nacionales e internacionales, porque de forma indirecta nos afectaban en la marcha de las operaciones, y sobre todo en la ayuda tan necesaria, así económica como política, para nuestra agrupación.